En este mundo en el que los teléfonos móviles son cada vez más grandes, mientras que los ordenadores cada vez son más pequeños, observo también que hay personas humanas que pasan de hablar por el teléfono a hablar con el teléfono: le preguntas cosas y te las busca.
Doloroso me resulta: ni sorprendente ni indignante, sencillamente doloroso.
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