sábado, 7 de julio de 2018

La importancia de saber latín, el alto precio del agua mineral, san Juan Nepomuceno y otras enseñanzas de mi primer día completo en Eslovaquia







Tengo muchas cosas que contar, pero están jugando ahorita mismo Augustinsson y y Harry Kane (que tiene nombre de detective de novela negra de toda la vida) y no tengo todo el día, así que subo seis fotos frescas y digo alo de cada una.

La primera muestra la escasa diferencia que en este país tienen el precio del agua fría y la cerveza idem.; la segunda que se toman en serio de lo del LEGO; la tercera es de un puesto callejero de elementos decorativos a la par que aromáticos (son montajes con semillas de esas que se le echan al gin-tonic); la cuarta está en la fachada de la Iglesia Trinitaria (también llamada Catedral de San Juan de Mata y San Félix de Valois) y muestra una representación de la Trinidad que yo no había visto nunca (el Padre es el ojo omnisciente, el Espíritu Santo una lengua de fuego, pero ¿el Hijo son esas potencias de la izquierda? Hay que investigar) pero que está más clara que el agua por el lema en latín TRES UNUM SINT, que sé traducir hasta yo; luego viene san Juan Nepomuceno, representado con frecuencia sobre puentes por estos lares debido a que precisamente fue arrojado desde el Puente Carlos (Praga) al río Moldava.

La última foto me sirve para explicar a la vez lo sencillo que es el eslovaco y lo mucho que voy progresando en el mismo. Me dispongo a cruzar esa puerta provisto de mechero encendido, por ejemplo.

(No sé si mantendré la actualización diaria de este blog, tampoco sé si esto lo lee alguien más que un buen amigo al que prometí mantener al día de mis vacaciones -a él y a su mujer, de los que soy muyfan-, pero no me importa: yo voy a seguir intentándolo como si fuera interesante)

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