Trujillo es una ciudad imponente, y no sólo por el Mesón La Troya o el parador nacional en el que aprendí lo que quiere decir "molto carino" en italiano ("questo albergo e molto carino" sentenciaban para decir que el Parador de Trujillo es un lugar realmente precioso).
Patria de conquistadores y de jamones ibéricos. Porque lo sublime se aloja en el corazón, pero entra por los sentidos.
Hoy he leído unas consideraciones preciosas del entonces cadernal Ratzinger sobre el servicio, el poder y la incorrección política del sacerdocio ministerial exclusivamente masculino en la Iglesia. También me he vuelto loco con los menús de mi nuevo teléfono móvil (¿por qué ensucian la palabra menú con esas vulgaridades móviles?) y he rezado mucho por el hijo de unos amigos. O sea, que he pasado el día currando, pero he tendio tiempo de leer un rato.
4 comentarios:
le pasa algo al hijo de esos amigos?
es para encomendar...
Acabo de echar un reposado y profundo vistazo a tu blog.Y aquí me tienes con una sonrisa de oreja a oreja.
Despues de casi 14 años uno vuelve a recordar lugares tan mágicos como Boniches, Las Cabañas o Molinoviejo.Noches de contrabando, cazas de zorros por la sierras de cuenca,sobornos, fugas y neverrrrrrrras.La surreal British Journey y su colofón de té de roca.Y un fantástico show de sobremesa no apto para ceporretes.
Todavía conservo los Potros de Papel, un manojo de diluvios y mi título Honoris Causa por La University of Altamira.Esperando algún dia hacer buen uso de ellos.
Es maravilloso haberme topado de nuevo contigo.
Grácias por todo.
Creo que te he enviado el mensaje dos veces.Estoy apardalado
Lo del hijo de esos amigos terminó bien. Nochecita en Urgencias y a casa; pero es pequeñín y se asustaron. Normal. Y me llamaron para que rezase y yo lo hice, y lo conté. Normal.
Ya está bien, gracias.
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