
Se me ha escacharrado el contador de visitas on-line tan majo que tenía puesto con banderas de los países de los visitantes. A ver si tengo un hueco y lo arreglo o lo sustituyo, que siempre da alegría ver que uno no está solo.
El 30 de agosto de 2005, no sé bien por qué, comencé este blog. Creo que escribo para que me lean, pero no tengo claro ni eso. Pasen y lean. También pongo fotos.
Aquí estoy con Juan. Ya he contado alguna vez que desde que tengo blog, los amigos se dividen en varios importantes grupos: los que te piden hacerse una foto contigo para el blog, los que huyen si sacas la cámara de fotos, o incluso los que te envían fotos para que las publiques.
Juan pertenece al primer grupo (y al Opus Dei también). No sólo eso: es un monstruo medio navarro medio sevillano, solucionador de problemas profesional que se tuvo que dejar barba para que no le dieran chucherías los compañeros de clase en la Universidad. Lo único es que es del Real Madrid, pero un defecto lo tiene cualquiera.
Hoy he conocido a Metralla, un tipo del Opus Dei que estaba al teclado de su ordenador tuneado. Para que lo explicase en el blog me ha pasado por blutuz (o como se diga) una foto de su ordenador. Me ha parecido todo como del siglo XXIII, pero según me dice Metralla el asunto del tuneo y del blutuz son más bien del XX. Si es que avanzan los tiempos que es una barbaridad.
Me quedan fotos de cuando estuve en Faunia, como esta de flamencos. Nunca he sabido la relación entre los flamencos de los Países Bajos, las guitarras flamencas y estas aves de la foto. Debo investigar, y temo que sea una de esas materias para las que no basta wikipedia.
Me dice un amigo que estoy calladito con El Código Da Vinci. Le he dicho que el tema me tiene tan harto que he dejado de actualizar el blog que abrí para tratar ese tema, que en algún mensaje prácticamente me han responsabilizado de lo que está recaudando la peli en taquilla gracias a la promoción más cara de la historia, o de la severidad de las críticas de los que vieron la peli en Cannes (supongo que alguien está a punto de probar que este blog -y el Opus Dei, claro- tiene también que ver con el asesinato de Kennedy y el desmadre del agujero de ozono). En fin, que la materia danbrowniana no me interesa ya, y por eso no voy a volver a hablar de ella: ya he dicho todo lo que tenía que decir.
Me pongo flamenco.
Hoy es la Virgen de Fátima, pero no sé dónde he metido las fotos de Fátima, por lo que pongo foto hecha ayer en el patio del Colegio Mayor Pedralbes, en Barcelona. Es lo bueno que tiene lo de las muchas imágenes de la Virgen que hay repartidas por el mundo: todas iguales y todas diferentes, como los diferentes retratos de una madre.
En fin, que me alargo y ya no sé ni a dónde iba... Sí, a que hoy, sábado del mes de mayo, he hecho una romería: es decir, rezo de los misterios dolorosos de camino a la iglesia de la Virgen del Lluc (en el barrio de la Concepción), misterios gozosos con sus letanías allí mismo, y de vuelta, los luminosos.
El otro día conté que me di una vueltecilla por la Sierra, que esperaba ver más ambiente setero y que sólo encontré unos pocos champiñones. La navaja la adquirí en la tienda esa de navajas que hay (¿había?) en la plaza de Antón Martín, donde comenzó el motín de Esquilache; pero la compré después del motín.
El caso es que ahora que tengo blog, hay amigos que saben cosas de mi propia vida que yo no recordaba haber contado a nadie, y algo de eso me ha pasado con los champiñones. El setero auténtico no pregunta si pillaste muchas setas, ni si estaban buenas o si te las hiciste allí mismo: pregunta dónde fuiste exactamente. En fin, para los amigos no hay secretos: "fui al monte".
Me dice otro en un e-mail que le ponga un link: estudiaré su página. Y otro más dice que cuente cómo estoy vivinedo el mes de mayo: pues procurando acordarme más de la Virgen. Ale, mañana más.
Este es el río Tíber a su paso por Roma. Pongo la foto para compensar la omisión de la referencia a mis viajes el pasado viernes.
Tengo que dar algún detalle de la curiosa correspondencia que he mantenido estos días con Jordi, un viejo amigo que ha descubierto este blog y me ha reconocido, entre otras cosas, que es el autor de las 313 visitas que recibí el otro de México. Un monstruo Jordi.