jueves, 9 de agosto de 2007

Navaja en mano



Hoy me he pelado. Había una amena conversación en la peluquería acerca de los motivos por los que nadie se ha ido de Madrid de vacaciones, y cierta unanimidad por el hecho de que el motivo es sin duda la subida de las hipotecas. También se ha hablado de increible aumento de peso del nieto de seis meses del dueño de la peluquería: "me come de maravilla", ha afirmado el abuelo.

Cuando el peluquero que me atendía a mí, de nombre Leo, estaba ya en ese peliagudo momento en el que deja las tijeras y comienza a repasar el acabado con una afilada navaja, ha entrado en el local un cliente al parecer conocido, de origen cubano. "Pues Leo también es cubano", ha presentado el dueño; y el nuevo ha comenzado a hablar de Cuba y de los motivos por los que a su juicio los cubanos abandonan Cuba. "Si no estuviera la isla rodeada de mar -ha resumido el recién llegado-, ya se habrían ido de allí todos los cubanos". Leo ha alzado la navaja y ha dicho "eso es mentira, hermano". En ese momento, con sangre fría, he conseguido con éxito retomar el tema de las hipotecas. Dios mío, qué momento.

La foto, sin embargo, es del cartel que hay en las incorporaciones a las autopistas en Galicia: nada de carros ni de tractores.

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