El otro día conté que me di una vueltecilla por la Sierra, que esperaba ver más ambiente setero y que sólo encontré unos pocos champiñones. La navaja la adquirí en la tienda esa de navajas que hay (¿había?) en la plaza de Antón Martín, donde comenzó el motín de Esquilache; pero la compré después del motín.
El caso es que ahora que tengo blog, hay amigos que saben cosas de mi propia vida que yo no recordaba haber contado a nadie, y algo de eso me ha pasado con los champiñones. El setero auténtico no pregunta si pillaste muchas setas, ni si estaban buenas o si te las hiciste allí mismo: pregunta dónde fuiste exactamente. En fin, para los amigos no hay secretos: "fui al monte".
Me dice otro en un e-mail que le ponga un link: estudiaré su página. Y otro más dice que cuente cómo estoy vivinedo el mes de mayo: pues procurando acordarme más de la Virgen. Ale, mañana más.
1 comentario:
igual que mi aita...... monte monte monte y setas.... pero que leches os llama de estar con heidi pegando voces al lado de las vacas????
VIVA EL ASFALTO
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