Estoy leyendo un extraño novelón de espías. Más allá de la CIA y de los convencionales colectivos de superespías de los países, una superorganización sin fronteras que tiene todos nuestros datos nos vigila para salvaguardar el control del petroleo.
Miro de reojo al típico empleado de revisión de extintores que, en realidad, anota mi talla de zapatos en una libreta para dar más y más información clave a sus megaordenadores.
Fotografío a una paloma que me observa desde una farola, ojo avizor. Hay que estar más alerta que ellos.
Menos mal que sólo es verdad lo que es verdad, que si no...
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