Esta mañana, al ir a abrir la ventana, me he encontrado con un ave. He decidido fotografiarla antes de que huyese.
Bueno, en realidad, tengo doble ventana. He abierto la primera, y nada. El ave no se ha movido.
Entonces, he abierto la segunda. Tampoco. No le impresionaba mi presencia lo más mínimo.
Me acercaba y como si nada. Qué temple.
Casi iba a darle una colleja con la cámara cuando se ha echado a volar.
Se ha quedado en el árbol de enfrente. Tal vez me haya hecho fotos y las esté publicando ahora en un blog.
En este detalle no se aprecia bien; pero me miraba.
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