Hice esta foto en el bar de la estación de tren de Pamplona, la última vez que estuve por allí. La publicidad tiene estos contrastes.
Releo un poco lo que he dicho estos últimos días: nada dije de la fiesta de la Ascensión, ni de los preparativos de la del Espíritu Santo del próximo domingo -estamos en el decenario del Espíritu Santo-. Tampoco hablé de la Primera Comunión de la más pequeña de mis sobrinas a la que no pude ir, ni de los preparativos de una reunioncilla de antiguos socios del Club Altamira que tenemos el próximo sábado, ni de que mi moto nueva echa un líquido verde que parece que voy por ahí atropellando extraterrestres, ni de cómo viví el 0-6 que nos endosó el Barcelona... Tampoco he contado que me localizó a través de el blog una sobrina segunda de la que no sabía nada desde hace lo menos 20 años, a la que por cierto no le entusiasma el Opus Dei -por decirlo de una manera suave-.
A ver si me centro.
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