La foto es de un ruidoso objeto que está en la entrada (el hall) del pabellón de Molinoviejo: el gong. Como palabra siempre me ha resultado fascinante, extrañamente terminada en "g", y extrañamente procedente del malayo. Sirve para avisar de que va a comenzar algo: la comida, una clase... lo que sea.
Curiosidad: los días en que hablo más de mí propiamente que del Opus Dei (pienso que en el fondo, hablar de mis cosas es hablar de las cosas de un tipo del Opus Dei y por eso no cambio el título del blog, al menos por ahora, aunque tanto le desconcierte a alguno que no sólo hable de mis normas de piedad o de mi horario o de las pocas cosas en las que un bloguero del Opus Dei se distingue de un bloguero que no es del Opus Dei) es cuando más entradas tengo. Por ejemplo, llevo varios días pensando cómo contestar a uno que el otro día pidió que explicase por qué los numerarios del Opus Dei hacemos un Curso de retiro en Torreciudad. Lo primero es que no todos lo hacemos siempre en Torreciudad, incluso la mayoría jamás lo hace allí; pero lo siguiente es que hay montones de personas que no son del Opus Dei y hacen curso de retiro, un ejercicio tradicional de vida cristiana que tiene muchos más años de existencia que el Opus Dei.
En fin, todo esto rondaba mi no pequeña cabeza mientras pensaba qué decir del gong. En el fondo era para despistar mis pensamientos de la realidad, que me atenaza inexorable: mañana tenemos la copa de Navidad en la oficina. Pocos momentos tiene la vida más duros que las compras y la copa de Navidad.
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