
Tremenda metáfora de las prisas.
Ingenioso currante que se gana la vida como sabe.
Pues eso, yo he vuelto hoy al curro tras disfrutar de esos cinco días que quedaban por ahí desde el verano ¿y qué he hecho? Currar. Resolver todo tipo de papeletas que han surgido en estos días: mucho e-mail, mucho preparativo, mucho leer, mucho escribir. Lo dicho: currar. Nada especialmente interesante: Mucho curro: primero una cosilla, luego otra, luego otras más. Como tantísima gente, como en el taller de Nazaret, como en las minas o en los grandes bufetes. Hombre, entre mi currro con calefacción y el del ingenioso mimo maño, me quedo con el mío; pero el suyo sirve igual para ganarse el Cielo. Además, el tío lo hacía bastante bien.
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