Hace unos años viajé a Colonia. Es la vez que más lejos he salido de mi pueblo, que es Madrid. Allí me hice este autorretrato.
Hoy a eso de las 10,30 hora local despegaré en un avión hacia Nagasaki -bueno, con parada y cambio de avión en Amsterdam-. De hecho, estas líneas están escritas hace unos días, porque blogger te deja programar.
Si uno busca en Google CONSEJOS VIAJAR JAPON obtiene en 0,25 segundos aproximadamente 304.000 referencias de individuos que te dicen que lleves transformadores para corriente de 100 watios, que cambies el dinero antes de salir, que ni se te ocurra pinchar nada con los palillos, o que mucho cuidadito con las puertas automáticas de los taxis. Estoy agotado. Opto por viajar a Nagasaki como si fuera a Albacete, y que ahí me las den todas.
Total que hoy a las 10,30 a.m hora española espero estar con mi equipaje de mano de menos de doce kilos en el Boeing 737-400 del vuelo KL1700, parar en Amsterdam un rato y pillar a las 15,20 h. el Boeing 777-200/200ER del vuelo KL 867 rumbo a Osaka (este último vuelo tiene una duración prevista de 11,10 horitas, y llega a las 9,30 hora local, ya que la diferencia horaria de Japón con respecto a la Prospe es de 7 horas), y allí pillar un tren bala a Nagasaki.
En Nagasaki hay una humedad del patín y desconozco si podré conectarme para actualizar esta bitácora.
¿Sabían ustedes que Nagasaki está más cerca de Shangai que de Tokio? ¿Eh?
Sólo sé seguro que enviaré postales, que procuraré dejar el teléfono móvil en casa antes de salir y que me llevo una especie de libreta muy chula para tomar notas, tipo Moleskine, ya saben "el legendario cuaderno de notas/agenda de los artistas e intelectuales europeos de los últimos dos siglos: de Van Gogh a Henri Matisse, de las vanguardias históricas a Ernest Hemingway". Bueno, el mío no es de marca: estaba en oferta.
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