martes, 25 de octubre de 2005

Marchando una caderita de titanio


Uno de mi casa ha gastado de tal forma la cabeza del fémur de su pierna derecha que los médicos han dejado de decirle cosas bonitas del tipo "debería usted hacer natación tres días por semana" o "vamos a ver si bajamos esos cinco kilitos que sobran" para pasar a meterle en un quirófano y cambiarle su cadera original por una de titanio.
En la foto, la gente fumando a la puerta del Hospital: curioso espectáculo. A ver si dejamos todos de fumar pronto.
Nos turnamos, como cualquier otra familia, con la ventaja de que somos doce y atendemos bien a las visitas mientras dejamos tranquilo al enfermo, que bastante tiene con estrenar tan robótico complemento óseo.
Por cierto, ¿qué tiene la naturaleza humana de malvada, de ruin o de inoportuna, para que se cumpla una y otra vez el axioma por el cual en cuanto uno entra a ver a un enfermo en un hospital cuenta aquella vez que se le infectaron unos puntos, aquella otra en la que confundieron su gotero con el de la habitación de al lado o aquel amigo común que, casualmente, tenía un amigo con una cuñada que pilló una septicemia de caballo en circunstancias semejantes?

1 comentario:

Anónimo dijo...

No sabía que hubiese numerarios obesos. Por cierto, debería contar algo de su pasado. Por la foto: ¿no fue boxeador en su juventud?