Una de esas cosas que nunca logro tener al día es la de libros, folletos o artículos que debería leer y no leo. El compartimento de "pendientes leer" crece a más velocidad de lo deseable, y el tiempo para acometerlo siempre es menos del necesario.
En fin, mientras llega uno de esos días soñados en los que abunde el tiempo, esta tarde he sacado un ratito y me he atrevido con un discurso navideño de Benedicto XVI en el que resumía impresiones de 2005. Me ha parecido tan impresionante que pongo el enlace. Como no quiero estropearlo, no lo resumo. Sólo copio dos parrafitos:
"Ciertamente, debemos hacer todo lo posible para aliviar el sufrimiento e impedir la injusticia que causa el sufrimiento de los inocentes. Sin embargo, también debemos hacer todo lo posible para que los hombres puedan descubrir el sentido del sufrimiento, para ser así capaces de aceptar nuestro propio sufrimiento y unirlo al sufrimiento de Cristo. De este modo, ese sufrimiento se funde con el amor redentor y, en consecuencia, se transforma en una fuerza contra el mal en el mundo. La respuesta que se dio en todo el mundo a la muerte del Papa fue una manifestación conmovedora de gratitud por el hecho de que él, en su ministerio, se ofreció totalmente a Dios por el mundo; gratitud por el hecho de que él, en un mundo lleno de odio y de violencia, nos enseñó nuevamente a amar y sufrir al servicio de los demás; por decirlo así, nos mostró de una forma viva al Redentor, la redención, y nos dio la certeza de que, de hecho, el mal no tiene la última palabra en el mundo."
La foto es de las que hice en Valencia el domingo del Encuentro mundial de las familias.
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