martes, 22 de noviembre de 2005

La confesión frecuente



Recoger hojas secas es, en apariencia, una tarea sencilla. Últimamente se ven por Madrid equipos de lo más preparado para la tarea: dos individuos equipados con mascarillas, orejeras contra el ruido y, por supuesto, chalecos reflectantes (ahora la gente se los pone hasta para abrir el maletaro del coche en plena ciudad) amontonan las hojas y las sacan de debajo de los coches con unos "sopladores" que van conectados a una especie de compresores que llevan por mochila. Luego pasa un cochecito eléctrico que aspira las hojas; los hay de varios tamaños, la ciudad está llena de equipos de este tipo en acción.

Me da que pensar la compeljidad de estos equipos. ¿Hacemos complicado lo sencillo? ¿O simplemente las cuestiones importantes han de hacerse en equipo? ¿No sería más sencillo erradicar los árboles de hoja perenne y ajardinar todo Madrid con árboles de hoja caduca? No sé. La cuestión es que cuando elegí la foto, pensaba en lo compleja que es la lucha contra los propios defectos, sobre todo si son muchos: hay que pasar amontonándolos poco a poco, también los pequeños, y luego una buena aspiradora. En fin, una cosa que yo hago es confesarme con frecuencia. Va muy bien. A ver si encuentro y pongo una cita muy buena del Catecismo de la Iglesia Católica sobre la confesión frecuente (acabo de intentarlo, pero por capítulos no la encuentro).

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Puede ser que la cita que buscas esté en el número 1458 y diga que "Sin ser estrictamente necesaria, la confesión de los pecados veniales, sin embargo, se recomienda vivamente por la Iglesia. En efecto, la confesión habitual de los pecados veniales ayuda a formar la conciencia, a luchar contra las malas inclinaciones, a dejarse curar por Cristo, a progresar en la vida del Espíritu. Cuando se recibe con frecuencia, mediante este sacramento, el don de la misericordia del Padre, el creyente se ve impulsado a ser él también misericordioso"?

Si tienes una mejor, me callo.
Buen blog. Salu2: Emilia

Hard dijo...

Quique,

¡Qué alegría tener noticias tuyas!. Después de los años que te ví en Madrid, no te había visto hasta este verano en Colonia.

Enrique Muñiz dijo...

Inmejorable la cita que aporta Emilia. Efectivamente, lo que yo buscaba era lo de "cuando se recibe con frecuencia, mediante este sacramento, el don de la misericordia del Padre, el creyente se ve impulsado a ser él también miseridordioso".

Por lo demás, he borrado un comentario. En algún sitio digo que admitiré comentarios que no me gusten, pero también digo que borraré lo desagradable.

Anónimo dijo...

Tú querías decir lo contrario, no? Quitar los de hoja caduca y ponerlos sólo de hoja perenne, que significa "que no se cae". Hay que leer más, y más cosas, no sólo la Biblia ochocientas veces.

Enrique Muñiz dijo...

Efectivamente, quise decir lo contrario: procuraré leer más, y más cosas; procuraré incluso que esas cosas sean libros. No estoy seguro de que eso me libere completamente de las erratas y los errores -que en mi caso son bastante perennes, que ya sé que quiere decir "que no se caen bastante"-, pero me parece un buen consejo.

Un saludo, anónimo del 16 de agosto. Ale, a seguir haciendo amigos.