martes, 14 de marzo de 2006

Las divertidas peleas de "progres" y "carcas"

Primero: no sé que le pasa al sistema, pero he intentado poner foto tres veces y no lo consigo. O está escacharrado o estoy cometiendo algún error de megapínceles o de bytes o de vaya usted a saber qué: el caso es que hoy no hay foto.
Segundo: me manda un amigo "para tu blog" el post que ha puesto un sacerdote en su blog (el del sacerdote); pero no me dice en su mensaje (el de mi amigo) cuál es su blog (el del sacerdote), por lo que no puedo poner el enlace.
Tercero: copio y pego:
"A los españoles siempre nos fue la marcha. Y no sabemos vivir sin pelearnos. Las dos Españas. Rojos y azules. Derecha e izquierda. Ricos y pobres. Lo que sea. El caso es tener motivos para lanzarnos algo a la cabeza. Da igual la Constitución, el Fuero de los Españoles o el Reglamento de Fútbol de Don Pedro Escartín. Lo importante es lo de tener un arma arrojadiza.
Pues me parece que esto también lo tenemos presente en nuestra iglesia. Y hemos descubierto en el Concilio Vaticano II ese proyectil que estábamos echando de menos. Pues qué divertido. A sacudirse estopa dialéctica progres y carcas. Y otra vez los 70.
Yo soy cura. Y párroco por nombramiento de mi obispo. Y en este blog personal pretendo contar cómo vivimos las cosas de la Iglesia en mayúsculas en una parroquia normal y corriente de Madrid.
En la parroquia, en la mía, evidentemente hay cristianos de espiritualidades y experiencias de fe muy diversas. Pero hasta ahora no sólo no nos hemos peleado -sorpresa para algunos- sino que nos llevamos divinamente (y nunca mejor dicho). Tengo catequistas que viven el camino neocatecumenal de Kiko Argüello, matrimonios del Opus Dei, otros provenientes de fraternidades de jesuitas, salesianos o maristas. Otros más de parroquias de lo más diverso. No me faltan personas con experiencia cristiana forjada en la HOAC o participantes en los Congresos de Teología de la Juan XXIII. Y curiosamente, nos llevamos muy bien.
Hace unos días, un encuentro de grupos parroquiales. Un zoo. Distintos, diversos, pero unidos y marcando sendas de construcción de una comunidad cristiana. Y me encanta cuando llega la misa y una lectura la hace alguien del Opus y la segunda una señora de vida ascendente, y el salmo el papá de un niño de comunión que ha vuelto a la parroquia acompañando a su hijo, y la guitarra la hacen sonar un matrimonio que se ha forjado en su parroquia, o un padre y una hija, que por cierto aprendió a rezar a través de Taizé. Vamos, que yo no veo problema ninguno en convivir, en construir, en edificar la iglesia, en hacer comunidad todos juntos. Es más, a mí me parece que nos enriquecemos mucho cuando los que somos diversos (y ojo, diversos sólo en lo accidental, que el Credo es el mismo) estamos embarcados en el trabajo común. Tanto, que ya hemos hablado de organizar un ciclo de charlas para que las distintas sensibilidades eclesiales, o espiritualidades, o como se quieren llamar, nos cuenten cómo viven ellos el Evangelio.
Por mí si hay gente que necesita arrojar algo al otro decidiendo quien es más católico de los dos, pues me parece bien, sólo que un tanto aburrido y superado.
Así vivimos nosotros ese "supuesto" conflicto tan de los setenta de "progres y carcas".
Y nos va bien. Muy bien."

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Un poco sospechoso, Muñiz, lo de que te manden un mensaje tan acorde con tu estilo; pero del que no puedes ponernos el enlace original...
No sé para qué digo esto sabiendo que me censurarás con tu habitual estilo de no dialogar: por lo menos te ayudo a darte cuenta de que no puedes tomar el pelo a la gente de una forma tan evidente.
Por lo menos, disimula.

Anónimo dijo...

Esto está bien. ¿Soy yo el único que no ve demasiados sitios, como esta parroquia, en los que haya encuentro, enriquecimiento mutuo entre diferentes "grupos cristinaos"? ¿No hay más bien cierta tendencia a grupitos cerrados? ¿No es incluso frecuente encontrar en los distintos grupos cierto sentimeitno de superioridad hacia los otros, cierto "En el fondo, nosotros somos mejores"?

Enrique Muñiz dijo...

Siento despedazar la sagacidad del anónimo de las 13:58. Se puede ver el post original que copié ayer pinchando aquí.

En cuanto a la experiencia del anónimo de las 16:21, creo que esa inquietud se responde adecuadamente con la experiencia del sacerdote al que he copiado el comentario (y el link): lo de los grupitos, afortunadamente, tiende a desaparecer: no porque cada cual renuncie a su forma de hacer las cosas, sino porque junto al respeto a las diferencias crecen las oportunidades de hacer tantas cosas en común: en definitiva hacemos todos los mismo con estilos (¿carismas?) diferentes. Creo.

Igone dijo...

Es que... la experiencia de Taize,nos ha marcado a muchos...!!!

Incluido el Papa!!!

Acordemonos de pedir tambien de vez en cuando por la loca que mató al Hermano Roger

Anónimo dijo...

Si bien es cierto que el comentario de hoy me ha superado desde el punto de vista de mi vida/conocimiento espiritual, también tengo que reconocer que el anónimo de las 16 y pico me ha puesto. Me recuerda a cuando el diario El Mundo (del que soy asiduo lector), nos da lecciones de lo que la iglesia debería hacer, o de lo que el Papa debería retocar a sus encíclicas para que fueran realmente fetén. ¿Por que nos empeñamos en sentar cátedra en aspectos de los que no tenemos ni puta idea?
Aún así, insisto en que el comentario de hoy.....Por cierto, no dabía que hubiera tantos grupos dentro de la iglesia, espero que no sean muy contradictorios entre si.

Anónimo dijo...

Bueno, bueno. Soy otra vez yo, el anónimo de las 16:21 Pero esta vez ya no soy anónimo. NosoyPili, no te enfades conmigo. ¿Estoy sentando catedra yo de algo? Si lo único que he hecho es escribir una pregunta que yo me hago a mi mismo. ¿Cómo sabes tú que no sé de lo que hablo?
Con respuestas así de agresivas a uno se le quitan las ganas de seguir haciendo preguntas.

Anónimo dijo...

Vale, vale A. de Jaime. Tienes bastante razón(tampoco toda ¿eh?). Pido perdón y no lo volveré a hacer

Anónimo dijo...

Yo le pediría al anónimo de las 13:58 que nos explicara un poquito qué análisis le llevó a decir lo que dice. ¿No sería honrado que rectificara a la vista del despedazamiento que el autor del blog hace de su publicación? Desaparecer cuando realmente uno se ha columpiado puede que explique el método deductivo que utiliza. Pero, para no caer en el mismo juicio temerario, propongo que sea él mismo quien nos lo cuente. Muchas gracias.