domingo, 4 de septiembre de 2005

Montañas y nubes


"La colina de Marienfeld en la que se celebrarán la Vigilia y la Eucaristía de Clausura junto con el Santo Padre, nos hace recordar todas las montañas que aparecen en la historia de Dios con los hombres: los montes en los que Dios se presentaba a los hombres; los montes en los que Jesús se retiraba para orar, así como aquel monte Gólgota en el que se erigió la cruz como símbolo de la vida. La nube por encima de la colina nos hace recordar aquella nube desde la que Dios habló: "Éste es mi Hijo amado: a Él oíd." (Mc 9,7)"
Este párrafo pertenece también al folleto de rezos y cánticos que mencioné ayer. A estas alturas de la vida de este blog (este es el sexto post), creo que debería decir algo del tipo "espero que disculpéis que tarde en entrar al relato de mi vida diaria..." o "muchos me habéis pedido que cuente detalles de mi estancia en Colonia" o incluso "me paran por la calle y me solicitan que antes de aburriros con los aburridos detalles de mi aburrida existencia, resuma cada día algún detalle de los días pasados en Colonia cerca de Benedicto XVI". Pues no, no puedo hacerlo porque aquí no entra ni Blas y nadie me dice nada acerco de lo que escribo, a casi nadie le he dicho que esté en marcha este blog, no aparece en buscadores, no he hecho promoción de ningún tipo (si eso, ya la haré) y escribo sobre los detalles de Colonia porque, hoy por hoy, me parece mucho más interesante, sobre todo para todos aquellos que entren aquí pasado un tiempo: aunque lleva un poquito de desfase, es lo más parecido a mi diario de esos días vividos por un numerario del Opus Dei, es decir, por mí..
La foto es de la colina y la nube, durante la procesión de entrada de la Misa del domingo (se aprecia que lo de la nube no era sólo una metáfora: es decir, además de la metáfora había una nube de verdad, pero no llovió).

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