miércoles, 21 de septiembre de 2005

Pamplona tiene un sabor especial


No sé si es el Derecho Foral, o el clima, o el pacharán, o la gran calidad humana de los navarros; pero esta ciudad (a la que he venido a acompañar a uno a unas prubeas más o menos rutinarias de esas que pasan una cámara de televisión por distintas cavidades corporales) tiene algo especial, tiene clase. Y no lo digo sólo por su Universidad y su Clínica, que sin duda son también especiales. Yo estudié en la Complutense y siempre he vivido en Madrid; pero me quito el sombrero ante Pamplona.
Tres ejemplos muy heterogéneos, pero muy reales: lo bien que te tratan en la Clínica Universitaria, el arbolado de las calles (la foto con la que ilustro este post es de un "serval de los cazadores": en otros sitios conocemos ese árbol por las guías botánicas, allí adorna los rincones más "vulgares") y el sabor de los anuncios por palabras del Diario de Navarra (copio textualmente: VENDO 15 YEGUAS Y CABALLO, RAZA BURGUETE, MARCADAS, JUNTAS O POR LOTES 667446639).

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