Asturias patria querida

La gente que me encuentro últimamente se podría dividir en tres grupos:
1. uno muy grande compuesto por gente que no tiene la menor idea de qué es un blog y de que yo hago uno,
2. otro más bien pequeño integrado por gente que sabe lo que es un blog pero desconoce que yo haga uno,
3. y un último y selecto grupo compuesto por personas que saben lo que es un blog e incluso saben que yo tengo uno.
Dentro de este último grupo, existen cuatro subgrupos según la forma en que admiran o toleran que yo haga fotos en las que salgan ellos:
a) Los que huyen (en este grupo siempre respeto su voluntad de no salir en mi blog, salvo casos como el del dentista: no creo que me denuncie, ya que pago).
b) Los que me piden posar junto a mí para salir en el blog.
c) Los que me envían fotos que han hecho ellos para que las ponga en el blog.
d) Los que me escriben señalándome sitios o asuntos que debo fotografiar.

Publico hoy cuatro fotos de un individuo del grupo 3 c). Tal vez nadie me creería si dijera que el autor de las fotos es un sacerdote de mi centro (es decir, un sacerdote del Opus Dei) que hace un par de fines de semana se fue a atender una convivencia en Asturias y un día comió de bocadillos en un pueblo costero tan tremendamente bonito que no tuvo más remedio que hacer estas fotos con la cámara de su teléfono móvil.