Nochecita en Urgencias

He pasado la noche en Urgencias del Hospital de la Princesa.

Gracias a Dios, finalmente no ha pasado nada del otro mundo, que era al fin y al cabo lo importante. Creo que mi pertenencia al Opus Dei no aporta nada especial a ese contacto con la vida, la muerte y las inclemencias de la Salud Pública que es una visita a urgencias: igual al de cualquier otra persona con independencia de sus creencias o sus prácticas religiosas. Tampoco me parece relevante que el motivo fuera una enfermedad mía, la de alguno de mi centro del Opus Dei o la de mis encantadores y octogenarios progenitores (impecable terminología, no se quejaran). Se trata de contar detalles de mi vida, no de presentar candidaturas a certámenes de solidaridad y servicio: todo hijo de vecino pasa de vez en cuando noches como la que yo acabo de pasar y luego tiene que ir al trabajo.

Lo que quiero es compartir unas menudencias:

-Una vez más escuché denominar "verticales" a las "cervicales", y "diabetis" a la "diabetes".

-Por primera vez escuché "almunia" en vez de "bulimia".

-En la sala de espera del Hospital de la Princesa durmieron anoche unos cinco indigentes: llegan a eso de las 12,00 y se marchan entre las 6,30 y las 7,30 de la mañana.

-Compartimos turnos y esperas con los Sres. Barrendero, Barranco, Estuardo y Barquillo: mis mejores deseos para la pronta recuperación de todos ellos, por los que recé y a los que procuré dar conversación.

-Un niño distrajo su espera jugando con un "cubo de Rubick" al que su abuelo -que debió llevarlo allí para no dejarlo solo en casa, porque el chaval estaba sano y aquello no es un Hospital Infantil- denominaba "el rombo del húngaro ese".

Fotos no hice.