
Desde que alguien comentó que sólo (o principalmente) hablo en este blog de mis comilonas, busco una buena feature con la que decorar la columna de la derecha; pero como no la encuentro, llega el momento de reconocer otra faceta de mis versátiles "comilonas": como pipas de girasol, y me parece muy serio producto, justo es reconocerlo, la pipa de agua-sal tamaño medio que comercializa Ortiz en su local de López de Hoyos. Las comparto y las engullo con los propios jugadores y con sus padres. Acudo a los partidos como modesto "supporter" que soy de la Escuela de Fútbol del Club Altamira y columnista habitual de su revista, Potro Sport. Un honor, oiga, para los sábados por la mañana.
4 comentarios:
Vivo con una del Opus, que también come pipas a "Granel". Le he ensñado este port y la foto, y le he dicho: ¿Ves como todos los del Opus sois iguales?.
A lo que ha respondido: no, yo como más, dejo más rastro en el suelo.
Por cierto, el otro día descubrió un sitio por Cuatro Caminos donde venden paquetes de chuches y frutos secos tamaño industrial. Llegó a casa con una bolse de ¡¡¡dos kilos de pipas!!! La bolsa duró una semana.
Soy el que barre el recreo donde comeis las pipas..., seguro que en vuestras casas teneis a mamá o alguien que os las barre.
Me disculparía ante el anónimo de las 21,38 -incluso le prometería recoger mis cáscaras de ahora en adelante- si los partidos tuvieran lugar en el patio de un colegio.
La foto (y las pipas) pertenecen a la banda de uno de los campos de fútbol sala del Parque Eva Perón (junto a Manuel Becerra).
En cuanto a las distintas formas de comer pipas que existen en el Opus Dei, aprovecho para decir que, en esto como en tantas cosas, somos cada cual enormemente diferentes, pese a la manía que puedan tener algunos en sibrayar que somos todos iguales.
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