sábado, 14 de enero de 2006

Numerario del Opus Dei que ingiere pipas de girasol

Soy yo. Es la foto de unas cáscaras de pipa devoradas en la banda durante un partido de fútbol-sala de la Liga Municipal. Tengo que reconocer que como pipas, y que hay sábados que acudo a ver partidos de los equipos de Altamira.
Desde que alguien comentó que sólo (o principalmente) hablo en este blog de mis comilonas, busco una buena feature con la que decorar la columna de la derecha; pero como no la encuentro, llega el momento de reconocer otra faceta de mis versátiles "comilonas": como pipas de girasol, y me parece muy serio producto, justo es reconocerlo, la pipa de agua-sal tamaño medio que comercializa Ortiz en su local de López de Hoyos. Las comparto y las engullo con los propios jugadores y con sus padres. Acudo a los partidos como modesto "supporter" que soy de la Escuela de Fútbol del Club Altamira y columnista habitual de su revista, Potro Sport. Un honor, oiga, para los sábados por la mañana.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Vivo con una del Opus, que también come pipas a "Granel". Le he ensñado este port y la foto, y le he dicho: ¿Ves como todos los del Opus sois iguales?.
A lo que ha respondido: no, yo como más, dejo más rastro en el suelo.
Por cierto, el otro día descubrió un sitio por Cuatro Caminos donde venden paquetes de chuches y frutos secos tamaño industrial. Llegó a casa con una bolse de ¡¡¡dos kilos de pipas!!! La bolsa duró una semana.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Soy el que barre el recreo donde comeis las pipas..., seguro que en vuestras casas teneis a mamá o alguien que os las barre.

Enrique Muñiz dijo...

Me disculparía ante el anónimo de las 21,38 -incluso le prometería recoger mis cáscaras de ahora en adelante- si los partidos tuvieran lugar en el patio de un colegio.
La foto (y las pipas) pertenecen a la banda de uno de los campos de fútbol sala del Parque Eva Perón (junto a Manuel Becerra).
En cuanto a las distintas formas de comer pipas que existen en el Opus Dei, aprovecho para decir que, en esto como en tantas cosas, somos cada cual enormemente diferentes, pese a la manía que puedan tener algunos en sibrayar que somos todos iguales.