viernes, 24 de febrero de 2006

Farolas de Torreciudad

Esta foto la hice en un viaje a Torreciudad. Imponentes farolas, imponentes nubes. Es raro que las postales contengan nubes: las fotos de las postales se hacen en brillantes días de sol; y eso que las nubes tienen también su encanto.

Mi calendario del Sagrado Corazón ha estado pletórico esta semana: gracias a su lectura diaria he conocido que las primeras tijeras se hicieron de bronce allá por el año 1000 antes de Cristo, pero para cortar explosivo se utilizan tijeras de material no ferreo que evitan las chispas, que los primeros tenedores se crearon en Italia en el siglo XI, que OK viene de "0 killed" ("cero muertos", inscripción militar tras las batallas de la Guerra de Secesión), que el caimán es bien diferente del cocodrilo, y que las campanas se usan desde hace la tira de tiempo (a este respecto, aclaro antes de que me lo pidan que yo, que soy del Opus Dei, leo a diario una paginita de mi calendario; pero los del Opus Dei no tienen por qué tener un calendario semejante -de hecho, no es algo común entre la gente del Opus Dei que yo conozco-; sí es habitual entre los del Opus Dei que dediquemos todos los días quince minutillos a leer algún libro de espiritualidad y el Nuevo Testamento).

Así estoy yo ahora: con muchas cosas normales que contar y nada particularmente especial que escoger. A ver si mañana mejora el espíritu bloguero de este numerario del Opus Dei.

10 comentarios:

Anónimo dijo...
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Enrique Muñiz dijo...

Un amigo me ha dicho que últimamente hay más "comentarios suprimidos" que antes. Tiene razón: en los últimos días he recibido varias veces un mensaje muy extraño que nada tenía que ver con este blog y lo he borrado en cuanto lo he visto. También ha entrado varias veces un individuo (o varios con prejuicios semejantes), al que creo que respeté un comentario que debe estar entre los de hace unos días en el que me llamaba "amigo censor".

"Censura" es una palabra semánticamente ensuciada, probablemente con razón. Probablemente el comentarista tiene razón al decir que yo censuro. Los vegetarianos censuran la carne, lo padres sensatos censuran los paseos de sus hijos por páginas en los que adultos pseudo-infantes pueden quedar con ellos para jugar al monopoly, Los diabéticos censuran los pasteles, los gobiernos censuran a los delincuentes, Amnistía Internacional censura los videojuegos violentos... y yo censuro comentarios. No tengo ahora tiempo de buscar en el Diccionario, pero acepto que me llamen censor, aunque me sorprenda que me llamen "amigo censor". Gracias, amigo comentarista anónimo: tienes mi e-mail en mi perfil de este blog: claro que eso obligaría a que perdieras el anonimato que yo no tengo (y que por cierto, no todos los blogs admiten a la hora de hacer comentarios). Mi nombre, mi apellido y mi foto son reales.

En cuanto al debate propio de un buen meta-blog acerca de si Blogger vulnera la definición de blog y su naturaleza, al permitir que los administradores seleccionen los comentarios, o incluso que configuren sus blogs de forma que no se puedan hacer comentarios, nada tengo que decir: dudo que se les pueda llevar a los tribunales, pero seguro que tienen un servicio de admisión de quejas o algo así.

El tremendo interés con que algunos siguen este blog me halaga mucho. Tanto, que procuro seguir con cuidado las normas sobre comentarios que puse un día en la columna de la derecha de la página principal del blog. Son las siguientes: "Pueden poner sus comentarios: los dejaré aunque no me gusten, pero si es posible quitaré lo insultante, lo desagradable, los mensajitos de puro "spam" y lo que no me apetezca comentar". Lamento que alguien se sienta molesto por que yo respete mis normas.

Saludos

Anónimo dijo...

Y yo añadiría que quien no pone su identidad se autocensura. Sí, sí, como yo mismo. Pero a mí no me importa reconocerlo y publicarlo. Propiamente no está mal visto ser anónimo; siempre que no se abuse de esa condición y uno no se enmascaré para opinar impunemente de lo que desconoce (o cree conocer).

Yo mismo he sufrido la supresión de un comentario. Y eso que era a favor del autor del blog: pero me temo que lo que escribía dejaba de tener sentido o no era procedente en la medida en que también era suprimido a quien yo replicaba. Me parece razonable. Un blog es como la propia casa: te invitan a pasar pero si le cambias los muebles de sitio pues te echan y, lógicamente, los muebles se ponen otra vez donde el dueño quiere y le place. Si te gusta el plan, pues bien. Si no, declinas las invitaciones. No es obligatorio, que yo sepa.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Warrior dijo...

Muy interesante este blog, felicidades. Desde Asivaelpais hicimos una pequeña retrospectiva de este miniespacio interesantísmo de bloggeros del Opus Dei dentro de la Cristosfera. la verdad, veo que vas muy pero que muy en serio. Un saludo.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

A ver, a ver. Los que tenemos un blog somos gente abierta. Asunto diferente es que un blog tenga que ser compatible con los enfermos mentales que circulan por el mundo. Eso nooooo. No es censura, es un espacio privado que admite los comentarios que quiera el autor del blog. En ese sentido, tranquilitos.
Y otro tema: un blog no es un foro donde cualquiera deja su cagadita y se va por donde vino.
En este sentido, la labor de los blogs como los de tantos medios de comunicación, consiste en seleccionar bien la información, ofrecer lo mejor y desechar la basura. Si al blog llega basura es obligación del autor desterrarla, para que la desinformación no confunda.